Los puntos de interacción en los que la experiencia del cliente se puede optimizar y medir son numerosos, desde el acceso a la tienda, hasta el pago y la salida, pasando por examinar lo que se oferta. Los responsables de gestión tienen a su disposición los datos recogidos a través de sistemas de TPV, terminales de mano, tabletas, escáneres y otras tecnologías, que pueden analizar en tiempo real para tomar las decisiones correspondientes.